La comunidad Cofan y tradiciones
TESTIMONIOS COFANES DE SINANGOE
"Después de algunos años dicen que ha venido el papá de mi papá, ha venido a vivir acá, pero solo él; él conversa que cuando vinieron a vivir acá todavía existían rastros de los antiguos. Por esta razón nosotros lo llamamos aquí al tal Sinangoé, como decir capital Quito, capital Sinangoé, la capital de los Cofán. Claritamente mi papi decía que aquí en la comunidad de Sinangoé vivieron los Cofán, no allá en el Dureno, o en Duvuno, o en Sábalo, o en San Miguel Alto; porque de aquí se fueron para allá" .
Dicen que un hombre, solo, vino 'de abajo' por el río Aguarico y se juntó con una mujer 'invisible' en el río Quecuno y tuvieron un hijo, de apellido Bustante. Este hijo creció y se juntó con una mujer Cofán, Venancia, y tuvieron cuatro hijos: Sebastián (el bisabuelo de Guillermo Lucitante), Gloriano, Cristóbal y Merejildo. Los cuatro hermanos se convirtieron en los primeros habitantes de Sinangoé. Los hermanos fueron viajando hasta la bocana del río Coca y regresaron a Sinangoé. Luego, los cuatro hombres se juntaron con otras mujeres Cofán formando el pueblo de Sinangoé. El primer pueblo se formó en 1902 en la bocana del río Dué. Se trasladó el pueblo al Dashino y luego se asentó en el río Aguarico. (Taller 1999.)
"Antiguamente los Cofanes teníamos contacto con los Coancoan por intermedio del Yagé. Nuestros abuelos nos cuentan que los Coancoan duermen durante el día y trabajan en la noche. Los Coancoan no viven junto con sus esposas, viven separados; ellos tienen una casa alejada de la casa de sus mujeres, el aparato reproductor es tan largo que lo tienen envuelto alrededor de su cuerpo y cuando los Coancoan quieren procrear no duermen con sus esposas, sino que desde la hamaca de su casa hacen el amor a su mujer.
Cuando quieren alimentarse matan un animal y lo cocinan, pero no lo comen sino que solamente lo aperciben y luego botan la carne. Trabajan un año entero y descansan un año. Para descansar se reúnen en una casa grande y allí ellos deciden convertirse en piedras de distintos tamaños y colores blancas, negras, rojizas, verdes, o en peñas grandes o pequeñas. Algunas personas pueden escuchar hablar dentro de las piedras grandes: es porque allí el Coancoan está descansando. Al cabo de un año ellos se convierten nuevamente en personas Coancoan. Por eso los Cofán respetamos a das las piedras y son sagradas también para nosotros porque son los Coancoan.
El Coancoan daba el poder a todos los Shamanes para convertirse en Coancoan y traer la cacería al pueblo. El Coancoan daba el poder espiritual al Shamán para curar. Cuando el Shamán toma el Yagé ellos tienen el poder de mirar en el futuro y ver los espíritus malignos. El Shamán también puede convertirse en boa, en tigre, en cualquier cosa: el Coancoan le da el poder para hacer estas cosas (Comuna Cofán Dureno y OINCE: 1998)."
Había alguna vez una campana de oro que la gente invisible hacía sonar para convocar a fiestas (los domingos), en especial para venerar al dios que caminaba por el bosque con un niño durante la noche. Los españoles llegaron y quemaron la casita donde estaban el dios y la campana de oro. La gente invisible escondió la campana para salvarla del incendio. Luego de este incidente, las gentes Cofán se enfermaron y comenzaron a morir sin su dios .
1 Comments:
La gente invisible aún existe en un territorio recóndito en el Putumayo, Colombia. Se presentan a los taitas que siguen la ciencia del yagé. Estos toman forma, a veces, de animales muy bellos, y llevan corona de pluams. Hay muchas historias, el mito vive. sin embargo, pocos taitas pueden ir a vivir en el pueblo de los invisibles, gente cofan, se necesita de disciplina y una gran pureza que se obtiene a traves de la ceremonia del yagé.
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